Brenda Iveth Alatorre Calderon
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(...) Porque fue entonces cuando me di cuenta de que el tiempo no importa. Fue entonces cuando comprendí que hay momentos que duran para siempre. Aunque ya hayan pasado, siguen ahí; aunque mueras, esos momentos continúan suspendidos, girando, extendiéndose eternamente. En ellos cabe todo. En ellos reside el sentido. Son estos pequeños detalles los que forman el dibujo de mi vida, como esos tapices tejidos a mano que son especiales precisamente por los pequeños defectos de la trama, por esos agujeritos, nudos e imperfecciones que los hacen irrepetibles.